Enoturismo Chile organizó hoy un taller regional para apoyar el proceso de asociatividad en el reimpulso del enoturismo en el valle de Cachapoal. El encuentro, que se llevó a cabo en el Hotel Piedra Verde de Machalí, pretende fomentar la organización e innovación en los métodos de trabajo y la visibilización de una oferta diferenciada.
La organización, impulsada por Corfo, tiene como objetivo fortalecer y desarrollar este ámbito en el país a través de la unión de dos sólidas industrias: turismo y vino, trabajando de forma conjuntamente con los distintos valles vitivinícolas, además de coordinando y aunando esfuerzos, tanto del sector público como privado.
Alicia Ortiz, gerente general de Enoturismo Chile, realizó una exposición donde ahondó en los distintos aspectos y desarrollo del enoturismo en el país. Los participantes intervinieron aportando su visión y experiencia en la evolución de una industria mediante la que se busca visibilizar la oferta enoturística y riqueza del valle de Cachapoal.
Asimismo, se desarrollaron diversas actividades para trasladar de la teoría a la práctica los desafíos y metas que plantearse como colectivo y los recursos que se han de implementar para abordarlos. Los asistentes, procedentes de viñas, touroperadores, hostelería y diversos ámbitos, discutieron las necesidades de la zona para construir un proyecto exitoso.
El taller contó con la presencia del director regional de Corfo O’Higgins, Emiliano Orueta, que se sentó con los representantes de las entidades para conocer y debatir sobre los retos a la hora de posicionar el valle como destino único y diferenciado.
El programa estratégico mesoregional Enoturismo Chile pretende ayudar a ampliar la experiencia de turismo enológico suscitando el interés en el consumidor nacional para que disfrute de la amplia oferta del sector. De este modo, se descubre no solo la actividad vitivinícola, sino también la riqueza del destino turístico y su entorno. Uno de los desafíos es aumentar el gasto por turista para 2026, así como duplicar la llegada de enoturistas a destinos vitivinícolas, alcanzando la cifra cercana a dos millones en un periodo de 10 años.
Tras concluir la actividad con éxito, esta se considera un paso más hacia el fortalecimiento de la industria del enoturismo en Chile a través de la organización de sus valle vitivinícolas.