El Diario Oficial publicó recientemente cuatro nuevas denominaciones de origen para la elaboración de vinos en nuestro país: Apalta, Lo Abarca, Los Lingues y Licantén.
Estas nuevas D.O. a diferencia de las anteriores, corresponden a localidades que no tienen una delimitación política específica, lo que constituye una novedad. Podrán además utilizar las menciones Andes, Costa y Entre Cordilleras según corresponda. De esta forma, Los Lingues podrá utilizar como complemento la información adicional “Andes”; Apalta podrá utilizar “Entre Cordilleras”; Lo Abarca podrá utilizar “Costa”, como asimismo lo podrá hacer Licantén.
La modificación fue aprobada y firmada el 28 de diciembre del año pasado por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, antes de terminar su periodo de gobierno. Con la publicación en el Diario Oficial del Ministerio del Interior y Seguridad Pública se hace 100% legal la modificación al Decreto 464 de 1994.
La información fue entregada por Federico Mekis, asesor legal de Vinos de Chile, quien destaca lo ocurrido con estas nuevas denominaciones: «si revisamos la historia vitivinícola nacional, veremos que las indicaciones geográficas desde que nacen, lo hacen a partir de una realidad histórica de un largo período de la actividad».
En el caso de estas nuevas denominaciones son el fruto más patente de la nueva realidad del vino chileno. El esfuerzo empresarial descubre nuevos territorios con particulares suelos y climas y los viñateros se arriesgan junto a los trabajadores y a los enólogos.
Es lo que en otras latitudes llaman el “terroir”. Desde abajo, desde el suelo, se llega a la autoridad para que les preste reconocimiento. La autoridad, especialmente el Departamento de Vinos del SAG encabezado por Joaquín Almarza, allana el camino para desprenderse de la rigidez de la división política del Estado, reconociendo la especificidad de las localidades y su abrumador potencial para la producción de vino finos.